Dar a luz en el agua es un método para dar a luz en una bañera o piscina llena de agua tibia. Los autores creen que este método trae grandes beneficios para la salud y el bienestar de la madre y el recién nacido, y que es una alternativa segura a la modalidad más habitual de nacimiento.
El uso de una tina de agua caliente para el parto es un fenómeno relativamente reciente en Occidente. En 1960, el investigador ruso Igor Charkovsky llevó a cabo estudios sobre la seguridad y los beneficios del parto en el agua. En 1960, el obstetra francés Frédérick Leboyer desarrolló la práctica de la inmersión de los niños en agua tibia para ayudar en el pasaje entre el útero y el mundo exterior y para mitigar los efectos de un posible trauma psicológico asociado con el nacimiento.
El agua caliente es relajante y facilita el parto mediante la reducción de la secreción de adrenalina causada por el dolor y el miedo. El agua también estimula la liberación de endorfinas y aumenta la elasticidad del periné, reduciendo la necesidad de episiotomía.
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